Goya, 63, col. Insurgentes Mixcoac, alcaldía Benito Juárez, metro Mixcoac
A lo largo de la carrera de un artista se dan descubrimientos de autores y obras que representan verdaderos manantiales de ideas y formas de abordar la materia pictórica, el dibujo y la composición. Es el caso de la apertura de horizontes estéticos que para Siegrid Wiese significó su encuentro con los trabajos de Vlady. Sus pinturas recibieron desde un inicio la tremenda emoción que ella estaba experimentando cada vez que veía un dibujo o un cuadro en un libro y luego más aún, cuando pudo ver en vivo la sabiduría virtuosa del manejo técnico que Vlady desarrollaba en sus creaciones tanto de grabado como de pintura. Los colores discurrían a su vez un abecedario sensible que tocaba su mente, como si fuera un reflejo de su propia manera de establecer la paleta de cada composición. El coloquio de los pinceles se hace a partir de una mirada que escruta los cuadros, los murales de Vlady en la Biblioteca Lerdo de Tejada, una mujer que se autorretrata bajo una capa blanca de pintura que pareciera inundar el taller, es la materia de Vlady que la cerca, la baña, la transfigura sin que deje nunca de ser ella misma, se abre el trueque de trabajos pictóricos. Siegrid viaja desde Oaxaca a la ciudad de México, quiere ver todo lo que puede de Vlady, asomarse a la compleja ventana de sus cuadros, su vida interna es también de agitación inusitada, busca maestros que puedan acercarla a las recetas que dan esa profundidad a los oleos o los temples como lo hace Vlady, mezcla pigmentos, arma en bastidores la posibilidad de un fresco transportable, sabe por los escritos del maestro ruso que no hay lugar a equivocaciones en los muros al fresco y estudia durante horas ese muralismo de estética vanguardista con el que Las Revoluciones y los Elementos fueron desarrolladas por Vlady. Hasta que se presenta en el Centro Vlady con la convicción de que puede desarrollar una exposición exprofeso para la UACM, cuadros pintados para esta muestra y todas sus exploraciones del gran maestro.
Siegrid, mujer inquieta, promotora cultural además de trabajadora incansable de las telas; desde su estudio flotado frente al jardín Conzatti de la capital de Oaxaca, se ha vuelto una discípula de la pasión pictórica de Vlady. Precisamente frente a ese Jardín, en otra calle, hospedamos a Vlady en 2001 cuando le hice una retrospectiva de grabado en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, misma que terminaría regalando enteramente para dar inicio a su gran donación de 4600 obras al pueblo de México a través del INBAL. Así nos los dijo a Francisco Toledo y a mí y así se lo cuento a Siegrid que abre más sus ojos inmensos con los que ha devorado kilómetros de pinturas Vladianas como se mira en sus paisajes, en sus seres que más que monstruosos yo diría que son eminentemente pictóricos, los pinceles atacan la tela y en el grumo del óleo encuentran la forma del personaje. Las líneas paralelas y vibrantes del dibujo, los grabados y las pinturas de Vlady parecen cimbrar a esa gran pintora en que se ha ido convirtiendo Siegrid, le cuento que aquella vez de la exposición de Vlady en IAGO coincidió con la llegada de Toledo de ese año que vivió en Los Ángeles y coincidió también con la primera manifestación contra el expendio de comida chatarra Mac Donalds, que había yo organizado con unos amigos y que Toledo hizo suya y Vlady se quedó a participar con Toledo y a repartir tamales, los dos, en vez de volantes, regalando tamales a la gente. Siegrid escucha y extiende esas líneas vibratorias a sus cuadros, a sus dibujos como si cada anécdota de Vlady la electrificara a ella y a su obra. Para ti, le digo después en el patio de Centro Vlady, tú que eres promotora de un encuentro artístico llamado Erótica, ¿sabías que Vlady hizo la primera exposición individual enteramente erótica de México en 1968? Y luego nos metemos a ver la exposición de Rembrandt y Vlady y vemos dos grabados sexuales del adelantado holandés. Pero también vemos las reinvenciones de una de esas piezas de Vlady. Así, reunimos obra de ambos en esa vertiente y sumamos un puñado de trabajos participantes de Erótica.
También integramos a la apertura al Trio Mori de Jazz, pues Siegrid y su compañero Oscar Oxama también promueven música haciendo conciertos en su hogar, impulsando una productora y repartiendo músicos en eventos y teatros. Siegrid organiza sesiones de dibujos de desnudo en su taller desde hace 18 años. Así también las orquestaba Vlady. Los creadores desbordan sus cuadros cuando están comprometidos y el coloquio de los pinceles es la vida misma. La piel de los Amantes Chinos, políptico de Vlady que hace del erotismo casi una abstracción de la poética erótica, es una polea que articula toda la exposición gracias a la generosidad del Museo de Arte Moderno.
Agradecemos a Flavio Sosa y la Secretaría de Cultura de Oaxaca, esta primera colaboración con Centro Vlady, Difusión Cultural de la UACM y la rectoría misma de nuestra Universidad. Estamos seguros, que este es un primer gran paso de colaboración, este festejo de Siegrid Wiese de 25 años como pintora.
Fernando Gálvez de Aguinaga
La pintura de Siegrid Wiese es la encarnación de la lucidez de sus percepciones y sentimientos. Cada pincelada condensa las sensaciones e intuiciones que guían su proceso creativo. Sus cuadros se convierten en un destello refulgente que nos traduce de forma plástica la experiencia de la artista al haber encontrado una certeza profunda. Los colores y las formas sellan en sus lienzos un estado de su alma y espíritu. Siegrid busca desarrollar una corriente artística que nombra “evidencialismo” , la cual “tiene como eje un trazo que no se piensa ¡se siente!, no [trata] de buscar [sino de] ¡encontrar! Y de esta manera dejar evidencia de la situación emocional-espiritual del tiempo” histórico que habita la artista.
Este es uno de los puntos de encuentro más profundos entre Siegrid y Vlady. El pintor ruso-mexicano centró algunos de los textos resguardados en sus libretas en explicar que “Un acto artístico no es razonable a priori. Es que la racionalidad está prendida de sentimiento. Hay una experiencia más directa que el conocimiento. Se sabe antes de razonar.” Estas ideas implican un diálogo con la filosofía estética; nos encontramos aquí con Vlady como pintor-filósofo, donde podemos apreciar cómo dialogaba con algunas propuestas estéticas hasta convertir estas ideas en uno de los andamiajes epistemológicos de su obra.
Ya desde el siglo XVIII personajes como Alexander Gottlieb Baumgarten e Immanuel Kant, reconocieron en el sentimiento y las emociones una forma de poder acceder a la experiencia en el arte y, por lo tanto, de la estética. Por su parte, Wagner desarrolló el concepto de la obra de arte total (Gesamtkunstwerk) que integraba las seis artes en una sola pieza (el drama musical); aquí el pensador y artista buscaba generar en el espectador un mar de sensaciones que habilitaran la poética de su propuesta escénica generando un impacto estético profundo, y una experiencia significativa.
Es en este sentido que, a pesar de que Vlady mismo propone a las disidencias como el corazón temático de la mayor parte de sus pinturas, dibujos y grabados, también nos advierte que este interés particular por plasmar iconografías asociadas a la historia de las disidencias en sus obras “no se explican cabalmente mediante la teoría de la lucha de clases, por más que estén adentro de lo social, —lo mismo que los rituales, la erótica, pero las artes expresan sentimientos cuyas raíces se extienden en todas las direcciones y profundidades del ser humano. Evidenciándose en un momento una sociedad dada.” Como podrán apreciar, esta idea de Vlady tiene puntos en común con la propuesta del evidencialismo de Siegrid, ya que ambos artistas terminan por develar una realidad histórica sin necesidad de poner en el centro otra cosa que no sea el sentimiento que surge de la obra de arte misma.
El coloquio de los pinceles que verán entre Siegrid Wiese y Vlady es un diálogo plástico que entreteje encuentros y desencuentros entre ambos. Nuestro coloquio plástico celebra los 25 años de la trayectoria artística de Siegrid, y en cuanto a Vlady, celebramos la ocasión de poder mirar por primera vez en este centro cultural el tríptico La Piel de los Amantes Chinos que pertenece a la colección del Museo de Arte Moderno. Deseamos que todos los espectadores puedan sumergirse en la infinitud de sentimientos que surgen de la pintura de estos dos artistas.
Silvia Noemi Vázquez Solsona y Tonatiuh Gallardo Núñez
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