
El surrealismo es rojo
En el año 2000 fui a ver al maestro Toledo tras regresar de visitar su exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid. Me recibió en el patio del IAGO tomando café y con un facsímil de un número de la revista del surrealismo Minotaure. Ahí me enseñó un artículo en el cual Breton hablaba de la novela de Gabriel Ferry: El Indio Costal, misma que había leído en su adolescencia impulsado por una referencia que Rimbaud hacía de ella en una carta. Breton decía en el artículo que aquella novela fue su primera referencia importante de México y que ahí se había iniciado la obsesión que lo llevaría a decir muchos años después que México era el país surrealista por excelencia. “Ese libro narra las aventuras de un indio y un negro que escapan de una hacienda en Oaxaca y se unen a la revolución de independencia de Morelos, su dueño o patrón los había mandado a cazar un jaguar que estaba depredando su ganado y ellos aprovechan las armas para huir cuando descubren que se trata de una hembra jaguar con crías y se niegan a matarla.” Así me lo explicó Toledo aquella mañana, salpicado por la luz solar bajo la enredadera de la bugambilia que él mismo había colocado de techo en aquel patio. Los puntos de sombras y luces moteaban su piel morena y parecía un hombre jaguar bebiendo el aromado brebaje del café. A Toledo le emocionaba imaginar a un Breton casi niño, leyendo la narración que transcurría en los decimonónicos paisajes del territorio oaxaqueño, alimentando el imaginario que años después daría lugar al movimiento Surrealista, quizás la vanguardia artística más influyente y extendida. Cuatro o cinco años después de aquella primera noticia, pues yo desconocía totalmente la novela y a su autor, Toledo entró a mi oficina de la dirección del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca con un ejemplar del Indio Costal en Español, una edición casi inconseguible que jamás se había reimpreso desde el siglo XIX. Me pidió que transcribiera la novela a un español moderno, pues aquella traducción había sido hecha con formas, vocablos y estilo que le quitaban frescura e intensidad, ahí me contó que una de las pocas personas en el ámbito del arte que conocía la novela había sido Alberto Gironella y agregó: “Como él fue un surrealista se metió a esos mundos”. Así me aboqué a trabajar en la novela, pero como no tenía tiempo durante el día, cuando cerraba el museo me dedicaba a modernizar lentamente la añeja traducción. Una de esas noches, ya tarde, llegó a verme mi amigo el músico Fernando Guadarrama y me pidió que Toledo y yo lo ayudáramos a rescatar un jaguar que los pobladores de una comunidad habían capturado vivo porque se estaba comiendo el ganado del pueblo. Le dije que parecía algo surrealista porque justo estaba trabajando en este libro de un cazador indio y uno de origen africano que se suman a la revolución independentista de México tras negarse a cazar a un jaguar. Entonces él me dice que la comunidad creía que ese Jaguar que habían capturado era el dios tutelar del pueblo, pues habían contratado y mandado a un cazador profesional con un nativo de la comunidad a matarlo y estos lo habían visto brillar como un sol y se les había escapado por eso, corriendo como un astro por las montañas. Sin embargo, tras esa cacería fallida, el jaguar de luz como lo apodaron, se metió a una cocina y se comió al perro de la casa, por lo que tuvieron que ponerse en alerta y diseñaron la trampa para capturarlo vivo, pues no podían matar a su dios. Lo tenían en Cristo Rey la Selva, caserío perdido en la sierra, en una jaula de maderos y pedían que la autoridad lo trasladara a alguna reserva ecológica, pero mi amigo pensaba que sólo Toledo podría lograr algo así sin que se iniciaran procedimientos legales contra los pobladores por capturar un animal protegido por la ley. La historia de ese jaguar iluminado es larga, pero el surrealismo de las historias oaxaqueñas parecía confirmar la intuición de Breton: nuestro país era el lugar surrealista por excelencia. El libro El Indio Costal o el Dragón de la Reina terminó siendo actualizado por otros y publicado por Toledo bajo el sello de Calamus y el CONACULTA-INBAL en el año 2006, a pesar de que era un homenaje de Toledo al surrealismo y Breton, no se incluyó ningún texto que explicara la importancia de sacar la segunda edición en español que había permanecido un siglo sin imprimirse. Tampoco se mencionó el texto de André Breton en Minotaure ni la referencia de Rimbaud, por lo que esta exposición que estamos haciendo a los 100 años del surrealismo, con un núcleo central de obras gráficas pertenecientes a la colección Toledo, quiere registrar ese importante lazo y dibujar la destacada labor como editor que Toledo realizó a lo largo de los años bajo los diversos sellos editoriales y las revistas que impulsó.
El primer manifiesto surrealista que el visitante de esta exposición en el Centro Vlady encontrará en sus patios, impulsó un movimiento artístico que apeló a la libertad del ser humano por medio de liberar la imaginación, el arte y la estética bajo diversos métodos que ayudarán a desarticular los parámetros prestablecidos, estimulando el subconsciente mediante diversas estrategias que iban desde la escritura o la pintura automática, la exploración de substancias psicoactivas, la aplicación de algunos hallazgos del picoanálisis de Freud en la literatura, el cine y el arte, la irrupción del azar como rasgo disrruptor, el ludismo técnico mediante el frotage, el fumage, el collage, el gratage y otras técnicas, las acciones artísticas como happenings o performance, e incluso las instalaciones y el arte objeto, mismos que se irían inventando o aplicando en los años de desarrollo de esta vanguardia. Casi todos los artistas plásticos importantes y los escritores de esa época tuvieron o una influencia del surrealismo o una época surrealista maravillados por las propuestas del movimiento, que tuvo como base al Dadaísmo, mucho más radical pero también más críptico en su feroz crítica a la decadencia de una Europa destruida por la Primer Guerra Mundial.
En esta exposición, la curadora por parte de la colección Toledo del IAGO, Ariel García Miranda, nos presentó una colección de grabados que no solo recoge muchos de los nombres más importantes del surrealismo, sino también algunos artistas tanto de México como de otras naciones que podrían ser antecedentes y otros influenciados por algún aspecto del surrealismo. En este mismo catálogo ella se encarga de escribir su posición curatorial de la exposición que se presentó en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y que se integró enteramente a la muestra que nosotros hemos desarrollado. En Centro Vlady agregamos varias piezas y nombres que creímos fundamentales para completar las piezas de la maravillosa colección formada por Toledo para disfrute de los oaxaqueños y los mexicanos en general, siempre esos acervos son un maná de obras para construir exposiciones deslumbrantes. Agregamos la poesía, puesto que el surrealismo fue encabezado por un escritor y la tertulia, los manifiestos, tenían mucho del terreno literario. Otros coleccionistas aportaron piezas determinantes para reflejar la riqueza del surrealismo, como el artista Pujol Baladas, quién en su juventud, fuera ayudante tanto de Picasso como luego Dalí, viviendo de cerca con uno de los actores más célebres de esa vanguardia. Hay que decir que Picasso también tuvo una época surrealista en la que se apegó a muchas de las ideas impulsadas por Breton. La cerámica picassiana que nos prestó el maestro Pujol es un poco posterior, pero está enlazada en su resolución casi mitológica y onírica de un minotauro departiendo con muchachas hermosas; el minotauro pareciera también fundir, en un sueño, a los humanos y toro sufrientes del Guernica, resueltos en una feliz atmósfera onírica que deja detrás el terrible evento, la dictadura de Franco y apuesta por la imaginación liberada como un camino para reconstituirse, además el Minotauro dio nombre a la revista más importante del movimiento. Las piezas de la colección Muyaes son fundamentales para contar el vínculo de Víctor Brauner con Vlady. También se sumaron las películas de Buñuel, mismas que son parte esencial pata mostrar la expansión surrealista a todas las artes. Las piezas de Tonatiuh Gallardo del artista Bellmer, nos refuerzan la importancia de la sexualidad como fuerza motriz de las poéticas de este grupo de artistas pues fue un extremista del erotismo, pero también los retratos de Freud por Dalí señalan como los aportes del Psicoanalisis fueron centrales para desarrollar las estéticas del subconsciente a las que apostaron los surrealistas.
El Surrealismo siempre apostó por la bandera de la imaginación como el mayor vehículo de la liberación, aunque tuvo un decidido papel en las discusiones de la izquierda política internacional e internacionalista, pues fue de los primeros grupos de intelectuales que renunciaron al partido comunista francés como protesta a las desviaciones de la dictadura de Stalin, acercándose a León Trotsky de tal suerte que en México (julio de 1938), André Breton con el líder del ejército Rojo elaborarían el manifiesto “Por un Arte Independiente Revolucionario”, que entre sus líneas consignaría: ”Toda tendencia progresista en arte es vituperada por el fascismo como una degenerescencia. Toda creación libre es declarada fascista por los estalinistas. El arte revolucionario independiente debe unirse para luchar contra las persecuciones reaccionarias y proclamar altamente su derecho a la existencia.” Por cuestiones tácticas Trotsky pidió a Diego Rivera que firmara por él el documento a lado de Breton. Las líneas que consignamos en el párrafo anterior no sólo equiparan a Hitler y su descalificación del arte degenerado con Stalin y sus persecuciones y asesinatos, sino que parecieran hablar de casos como los de Víctor Serge y su familia, quienes escaparon milagrosamente de la muerte, gracias a que muchos escritores, artistas, filósofos y arquitectos escribieron al dictador soviético para que lo dejara en libertad en 1936. Tras varias peripecias por Bélgica y Europa, Serge, Vlady, su madre Liuba y su hermana Jeanin llegan a Francia en 1937. El surrealismo es rojo, como la silueta femenina que nos regala Man Ray en esta exposición y como las preferencias políticas de gran parte de sus miembros. Casi de inmediato Serge y Vlady son acogidos por el grupo surrealista con el que participan en tertulias. Vlady me contaría que Víctor Brauner le había permitido pintar un cuadro completamente en su taller. A Jean-Guy Rens le platicaría en cambio que Oscar Domínguez es quién más atención de los surrealistas puso en su trabajo. En todo caso, Vlady quedó impactado porque en el estudio de Brauner pudo ver sus diversas obras en las que se autorretrató tuerto y luego, estaba cercano en los círculos del surrealismo en 1938 cuando Oscar Domínguez en una fiesta le aventó a Brauner un vaso que lo dejaría sin un ojo y con una herida similar a la de alguno de sus cuadros premonitorios. Vlady mostró también una recurrencia por el tema de los ojos y los ciclopes y los personajes en general con uno o muchos ojos, obsesión compartida por Brauner y por varios de los surrealistas, los ojos fueron iconografía y metáfora de vinculación con el universo, espejos del planeta y el cielo, túneles hacia la vida interior. En 1940, la invasión Nazi a Francia y París, obliga a los surrealistas a huir a Marsella dónde van a esperar las visas para viajar a Norte América, con ellos viajan Víctor Serge, Vlady y Laurette Sejurné. Viven en la finca Air-Bell, Serge y Vlady son rechazados por el gobierno estadounidense y es el gobierno de Lázaro Cárdenas quién otorga el visado y el asilo al revolucionario y al pintor, quienes viajan a nuestro continente en un barco a lado de André Breton, Wifredo Lam, Claude Lévi Strauss y otros, dónde las discusiones sobre surrealismo, trotskismo y otros temas continúan. No es casualidad que la primer sección de los Murales de Vlady en la Biblioteca Lerdo de Tejada se llame la Capilla Freudiana, aquellas charlas y lecturas y tertulias del surrealismo dejaron honda huella en su imaginario y aunque Vlady discutía con ahínco crítico al surrealismo, en realidad su mente siempre funcionaba increpando, discutiendo, criticando sus intereses más cercanos: las revoluciones, La Ruptura, la historia del arte, las galerías, los artistas de su generación, el erotismo, las técnicas del grabado y la pintura, el psicoanálisis, la importancia del dibujo, la filosofía, la ciencia. Así pues, el surrealismo es una de sus discusiones y sus influencias y sus intereses mayores pues estos pintores fueron los primeros colegas en discutir sus trabajos juveniles. No es casualidad que en exposiciones de la galería Prisse estuvieran incluidos trabajos de su amiga Leonora Carrington o de su viejo conocido Víctor Brauner, quién le permitió pintar una obra entera al óleo en su estudio parisino.
Hoy, volvemos a reunir al colectivo surrealista en Centro Vlady, devolviendo la hospitalidad a esos grandes intelectuales y creadores que lo acogieron en París, en aquellos turbulentos años.
Fernando Gálvez de Aguinaga
Total de resultados: